Mientras los medios de comunicación nos hacían llegar, el pasado verano, los ecos de la última pandemia, para evitar la extensión de una alarma entre la población, los responsables de la sanidad pública y los ministros del ramo nos tranquilizaban con estadísticas de letalidad de la nueva enfermedad: es cierto que el H1N1A es, estadísticamente, causante de pocas muertes.
Pero hay otro factor a tener en cuenta: la morbilidad, es decir: ¿Cuán contagioso es el nuevo virus?
Y aquí las cosas cambian: pues es una enfermedad que se extiende con facilidad y que infecta a gran número de personas. Las matemáticas son sencillas y como ejemplo dos casos:
1-Enfermedad muy letal pero poco contagiosa: si una enfermedad afecta a 1 de cada 100 individuos y mata a 1 de cada 100 infectados, sobre una población de 100.000 habitantes tendremos 10 fallecidos.
2-Enfermedad poco letal pero muy contagiosa: la enfermedad afecta a 50 de cada 100 individuos y es letal sólo en el 0,1% de los casos, sobre la misma población tendremos ¡50 muertos!
Pues llegados a este punto es donde estamos ahora, pues en ciertos grupos, como los escolares, la incidencia de la enfermedad está alcanzando porcentajes elevados...
En Barcelona se han producido esta semana dos fallecimientos de menores de edad por esta causa, y ninguno de ellos tenía patologías previas: las matemáticas son tozudas, aunque la letalidad sea baja (en porcentaje), cuando se aplica a un número elevado de individuos las cifras absolutas son elevadas.
Mañana lunes comienza la campaña de vacunación, con dudas sobre su efectividad y sobre sus efectos secundarios....
