Como nos aclara José Antonio Marina en el suplemento ES (Estilos de Vida) de La Vanguardia del pasado sábado 6 de junio de 2006, los romanos distinguían los conceptos de poder y autoridad. El primero se ejerce mediante la coacción y reclama la obediencia. El segundo se ejerce desde la demostración de excelencia, del ejemplo y por ello provoca admiración y respeto.
En todos los ámbitos de la sociedad en los que se detecta una pérdida de autoridad, parece que la receta tendría que ser muy similar: aplicar un liderazgo que se base en el ejemplo.
Nuestra clase política podría comenzar aplicándose en cuento, dejando de emplear el "ventilador" para arrojarse mutuamente excrementos y provocando que la ciudadanía, como dice Pilar Rahola, piense que todos son iguales...
El resultado es evidente a la vista de la participación de ayer en las elecciones al parlamento Europeo: ¡Sobran los comentarios!
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